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El esfuerzo, el billete para todo

Todo el mundo ha hablado o ha oído hablar del esfuerzo alguna vez. De hecho, muchos de vosotros seguramente os habréis esforzado en distintas ocasiones a lo largo de vuestra vida. Nos encontramos con un valor personal que aparece en cualquier situación de nuestro día a día, en diferentes ámbitos (personal, laboral, deportivo, académico, etc.), no estamos hablando de nada nuevo para nadie. En las siguientes líneas voy a hablar de este valor personal, del poder que se le ha dado y del que realmente tiene para las personas.


En nuestro día a día estamos rodeados de mensajes que nos hacen ver el “súper poder” del esfuerzo.

Metafóricamente, asociamos el esfuerzo a un cheque en blanco que nos permite comprar todos nuestros sueños, ilusiones, objetivos y metas sin importar la dificultad de éstos. Ésta es una creencia que está muy arraigada en nuestra sociedad. Para verlo, no hace falta irnos al mundo del deporte (ya sea profesional o no), sino que es suficiente con escuchar conversaciones entre padres/madres e hijos/as, entre jefes/as y empleados/as, algunas charlas “motivadoras” (lo escribo entre comillas porque el tema de la motivación daría para otro post), etc. En nuestro día a día estamos rodeados de mensajes que nos hacen ver el “súper poder” del esfuerzo.



Antes de seguir, me gustaría poner algunas frases extraídas de Google como ejemplo para que veáis de lo que estoy hablando:

- Un poco más de persistencia, un poco más de esfuerzo, y lo que parecía irremediablemente un fracaso puede convertirse en un éxito glorioso (a través del trabajo duro se logra lo inimaginable).

- Donde termina el esfuerzo comienza el fracaso (respecto a esta frase también podríamos hablar del concepto del fracaso, pero ahora no me voy a centrar en éste. Centrándonos solo con el concepto esfuerzo, nos vuelve a indicar que si dejas de esforzarte vas a fracasar).

- La diferencia entre lo ordinario y lo extraordinario, es ese pequeño extra (refiriéndose al esfuerzo).

- Todo esfuerzo da su fruto (asegurando que si te esfuerzas lograrás lo que te propongas).

- El esfuerzo continuo, incansable y persistente ganarán (lo bueno llega a través del esfuerzo).

- Los resultados que consigues estarán en proporción directa al esfuerzo que aplicas (el esfuerzo que aplicas se verá reflejado en el resultado).

- Y un largo etcétera más.


Con los ejemplos anteriores hemos podido comprobar el “súper poder” que le hemos ido dando a este valor personal. Después de un tiempo de pensar, reflexionar y, sobretodo, observar ciertas conductas relacionadas con el esfuerzo, me surgen algunas dudas:


- ¿Es cierto que dedicando el mayor de mis esfuerzos puedo lograr lo inimaginable? Siento si decepciono a alguien con mi contestación, pero la respuesta es NO, este cheque en blanco no existe. Aunque puede que esta creencia nos ayude a mantener la esperanza e ilusión vivas para poder seguir esforzándonos en las cosas que quiero.


¿Cuántas personas conocemos que se han esforzado todo lo que han podido y más sin lograr todo lo que querían?

- ¿Cuántos deportistas no llegan a ser profesionales, incluso invirtiendo todo su esfuerzo y mucho más? Si todo dependiera del esfuerzo, todos llegarían ¿no?


Leyendo vuestras mentes puedo ver como alguno de vosotros estáis pensando que si no llegan es porque no se han esforzado lo suficiente, que podrían haber hecho más, que todo el mundo puede soñar alto, pero no todos dedican cuerpo y alma a ello (por ejemplo, soñar que llegas a ser un deportista profesional). Y tenéis razón, pero hay muchos que si que se esfuerzan todo lo que pueden y más y al final no logran estos objetivos y sueños. ¿Cómo es posible esto?


Vamos a responder esta pregunta con estadísticas, en la pagina del Consejo Superior de Deportes podemos ver las fichas federativas que tenía cada deporte en el 2019 (https://www.csd.gob.es/sites/default/files/media/files/2020-09/Historico%20licencias_2019.pdf). Ahora nos faltaría ver, de todas estas fichas federativas, cuántas corresponden a deportistas profesionales y cuántas a amateurs (no he encontrado el dato). De todos modos, si cogemos el ejemplo del futbol vemos que en el 2019 había más de 1.000.000 fichas federativas. Suponiendo que, entre primera, segunda (A y B) y tercera división podemos hablar de unas 2.000 fichas federativas aproximadamente (no necesito el dato exacto para reflexionar sobre lo que estamos hablando) nos damos cuenta de que hay 800.000 personas que no tienen sitio en el mundo profesional (por lo menos este año). ¿Significa esto que las 800.000 personas (sabiendo que hay fichas federativas de jugadores y jugadoras que por el rango de edad no tienen la posibilidad de ser profesionales) no se están esforzando lo suficiente? Puede que más de uno no se esté esforzando lo suficiente, pero ¿ninguno?



El esfuerzo no lo es todo

Con este ejemplo podemos ver que el esfuerzo no lo es todo, no debemos engañarnos, porque al hacerlo nos estamos perjudicando a nosotros mismos. Si creemos que con el esfuerzo lo podemos lograr todo, ¿qué pasará el día que abramos los ojos y vea que damos todo lo que podemos y más y no logramos nuestros sueños? Las consecuencias posteriores a nuestro engaño pueden ser peores que conocer la información des del primer momento.


Ahora que ya tengo vuestra atención, y me empiezan a silbar los oídos, vamos a explicar más todo lo que he comentado y a ver la parte positiva del esfuerzo, que también la hay y es muy interesantes.


Gracias al esfuerzo podemos lograr muchas cosas que sin él no podríamos. Además, aumenta la probabilidad de lograr objetivos y, sobretodo, nos da una mayor satisfacción personal ya que habremos dado lo mejor de nosotros (en ese momento) e incluso habremos mejorado en muchas cosas a lo largo del camino.


El problema del poder que le atribuimos al esfuerzo lo encontramos cuando tenemos sueños y objetivos que no dependen de nosotros mismo y son irreales. Asimismo, no tenemos en cuenta los múltiples factores que pueden afectar en la consecución de nuestros objetivos. Algunos de estos factores son:


- La salud de las personas.

- La genética.

- Las condiciones físicas de la persona.

- La historia de aprendizaje de la persona.

- La motivación para conseguir estas metas.

- El apoyo social con el que cuentan.

- La realidad de los objetivos.

- Objetivos que dependan 100% de uno mismo.

- Nivel económico de cada uno, e incluso de la familia.

- Etc.


Un ejemplo de objetivos que no dependen de uno mismo: llegar a ser jugador profesional de baloncesto. Además del esfuerzo, de la mejora y de tener la calidad suficiente, el hecho de que llegues a ser jugador de baloncesto profesional o no también depende de que tu forma de jugar cautive a los directores técnicos de los equipos profesionales. Si no logramos llegar a estas personas, por muy buenos que seamos y nos esforcemos mucho… siento daros la peor de las noticias, pero no seremos jugadores profesionales de baloncesto.


Todos debemos educar a las personas que aprenden de nosotros con el valor del esfuerzo

He dicho que esforzarnos tiene su lado positivo, incluso si me permitís el consejo, padres, madres, familiares, profesionales del mundo del deporte, profesores, etc., todos debemos educar a las personas que aprenden de nosotros con el valor del esfuerzo. La parte positiva la encontramos cuando somos capaces de ponernos objetivos realistas y que dependan 100% de nosotros, ya que en este caso el esfuerzo sí que lleva al éxito (entendido como la consecución de los objetivos reales y 100% controlables), además de tener en cuenta los factores mencionados anteriormente (que entraría en el apartado de objetivos reales). En el caso de no lograr el éxito, podemos hacer autocrítica y ver qué estamos haciendo mal.



Otro ejemplo de objetivo mal establecido es el típico de “si nos esforzamos mucho ganaremos el partido”. Ganar no depende al 100% de nosotros ya que hay otro/s rival/es en frente de nosotros que también juegan y también entrenan para ganar sus competiciones.


Para verlo desde otro punto de vista, pondremos ahora un ejemplo de objetivo no realista fuera del mundo del deporte. “Si no te gusta tu trabajo cámbialo, tienes que trabajar de lo que te apasione, si te esfuerzas lo lograrás”. Puede que a la persona que le estamos pidiendo esfuerzo para cambiar de trabajo no pueda empezar de 0 para una labor nueva, ya sea porque su nivel económico no le permite arriesgar en esto, o bien porque no tenga apoyo social o bien porque sacrificar uno o varios meses para empezar otro trabajo renunciando al suyo actual le cueste que no pueda pagar facturas, comida, etc.


Para evitar consecuencias negativas debemos tener una buena planificación de los sueños y objetivos

Por ejemplos como éste hay que ir con mucho cuidado cuando pedimos esfuerzo a alguien y, sobretodo, que renuncie a según qué cosas. Hay que valorar todos los factores que le permitirán alcanzar o no los objetivos. Las personas debemos tener sueños y objetivos, esforzarnos para lograrlos y dar todo lo que podamos y más, pero para evitar consecuencias negativas debemos tener una buena planificación de éstos y un buen plan de trabajo.


Antes de terminar, me gustaría decir algo más, ¿sabemos esforzarnos? Muchas veces nos quejamos de que algunos valores se han perdido o han cambiado, y el esfuerzo es uno de los habituales en este tipo de conversaciones, pero ¿trabajamos para que el esfuerzo esté presente en nuestro día a día, o bien lo hacemos para lo contrario? Simplemente diciendo “tienes que esforzarte, la vida no regala nada, etc.” o leer este tipo de frases chorras no hará que las personas se esfuercen. Hablar de esfuerzo (u otros valores) es hablar de educación, de aprendizaje.


Teniendo en cuenta lo que hemos comentado hasta ahora podríamos hablar del esfuerzo como “invertir energía y tiempo en algunas cosas sin la obtención de premios inmediatos, e incluso sin la obtención del premio, más que la satisfacción personal (que esto también habría que ayudar a las personas a que le dieran el valor que se merece)”. Para ello debemos trabajar a diario.


¿Cómo?

- Dando ejemplo.

- Promocionando actividades que fomenten el esfuerzo (en este caso).

- Conociendo cómo funciona la conducta humana y saber qué hacer para que ciertas conductas se repitan.

- En el caso de esfuerzo, evitando premios y soluciones inmediatas.

- Etc.


Si has llegado hasta aquí, quiero agradecerte tu tiempo de lectura, espero que te haya hecho reflexionar un poco sobre el tema del esfuerzo y que te lleves algo interesante para tu día a día.


Para terminar:


- Esforzarnos es importante e imprescindible en nuestra vida y en la consecución de nuestros objetivos, pero no es un cheque en blanco.

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